martes, 9 de septiembre de 2014

                                                                   Una luz en las sombras
                                                                                 10


En un ambiente menos animado, mientras tanto, alguien abre sus ojos perezosamente, se mira como si le faltase algo y da un gran bostezo.
-¿Mark? -pregunta vagamente mientras se sienta-.
No obtiene respuesta alguna.
-¿Mark? -insiste com más ganas-.
-¿Qué? -le responde desde otra sala una agradable voz-.
Se levanta y se arrima a la puerta, desde donde ve a su compañero todavía semidesnudo colocando un plato algo roto en una mesa de madera.En el plato hay lo que parece ser un trozo de carne algo chamuscada.
-¿Sigues así? -le pregunta-.
-¿Tanto te molesta? -le replica Mark- Ni que vieras nada nuevo.
Vince suelta un pequeño bufido, se sienta a la mesa y coje la carne con las manos para ponerse a comer.
-¡Oye! Ahora respóndeme -le exige molesto-.
-Porque me distraes -dice sin parar de comer-.
Mark se queda unos instantes mirándole y lluego ríe brevemente.
-Pues ya me dirás de que te distraigo -le comenta sonriente-.
Vince termina la comida,se levanta y se limpia las manos con un trapo.Acto seguido se da la vuelta hacia la puerta y Mark se le planta enfrente, pasando sus brazos alrededor de su cuello y acercándose a el.
-Aún tienes un rato antes de irte... ¿no? -le susurra-.
Vince le mira a los ojos en silencio y Mark, sonriente, se acerca a su boca lentamente hasta besarle dulcemente. Las manos de Vince se mueven casi por si mismas hasta la cintura de Mark y el beso se intensifica. Sus latidos se aceleran y marcan el ritmo del baile entre sus lenguas hasta que se detienen y separan poco a poco el uno del otro. Mark deja sonar una leve y pícara risa justo antes de deslizar sus manos desde su cuello hasta sus manos para agarrarlas y llevarselo hasta otra sala.

Horas más tarde la puerta del Scissor Happy se abre y Jecht y Kyra entran.Echan un vistazo a la clientela del lugar y Kyra se queda algo perpleja.
-Son buena gente -le comenta su padre al verle la cara-, quizá te caigan bien.
Kyra cruza los brazos agarrando cada codo con la mano contraria y entra en el local tras su padre.Se acercan a la barra y Jecht saluda enérgicamente a Eola.
-Desde luego no falta nadie -le suelta entre risas-.
-Todos están esperando por la música -le responde Eola apoyada en la barra-.
-Me alaga saberlo.
Mientras hablan Kyra decide moverse por el bar observando a cada cliente hasta que detiene su vista en una persona en concreto sentada en el suelo con una libreta. El individuo en cuestión baja el cuaderno y mira a Kyra.
-¿Gato? -pregunta incrédula-.
-¿La del puente? -pregunta Namira en respuesta-.
Ambos se miran durante unos segundos hasta que Namira reacciona arrancando rápidamente la hoja que estaba utilizando y la tira a una esquina, quedando oculta tras un mueble.
-No esperaba verte aquí -le dice mientras se levanta- de hecho,no esperaba verte de nuevo.
La chica lo mira sin saber muy bien que responder y Namira acaba por quedarse mirándola  con la misma inexpresión que ella.
-¿Pasa algo?
-No... -le contesta vagamente-.
-Vale -dice poco convencido tras unos segundos-.
Kyra aparta la mirada hacia la clientela y Namira la observa de arriba a abajo mientras tanto.La joven viste un vestido negro y largo bastante simple pero elegante, sujeto solo en su hombro izquierdo, calza unos zapatos de pequeño tacón del mismo color y su pelo, que normalmente está recogido, está ahora suelto, pero todavía con un mechón delante de su cara.
-Oye.
Namira la mira a los ojos.
-¿Tu... encajas aquí?
Namira se queda embobado por la pregunta y rompe a reír y Kyra,al verlo,desenlaza sus brazos.
-¿Que...?
-Mira bien anda -la interrumpe aun riendo-, aquí encaja cualquiera que quiera hacerlo.
-¿Cualquiera? -pregunta mirando de nuevo a su alrededor-.
-Cualquiera que quiera y se acepte como es -le dice acercándose sonriente-.
Entonces Kyra junta sus manos delante de su cuerpo y levanta la cabeza provocando que el mechón que cubría su cara caiga dejándola al descubierto. Luego de esto baja de nuevo la cabeza y mira fijamente a Namira, que se queda sin palabras.

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