martes, 30 de septiembre de 2014

                                                               Una luz en las sombras
                                                                         13


Un nuevo día amanece en el Scissor Happy y un olor a café despierta a Namira, que se levanta de entre las sabanas de su cama con el pelo totalmente alborotado, ojeras, y únicamente vestido con unos boxers negros. Busca en una silla sus pantalones, los cuales se pone torpemente y casi cayéndose y su camiseta, que viste mientras sale de su habitación. Eola, que estaba en la barra con un vaso de café recién hecho al lado, lo oye y mira hacia las escaleras para verle bajar.
-Joder, que olfato -dice para sí-.
Una vez llega se agacha ante el vaso y observa un gran montón de azucar que llega hasta casi la mitad del vaso.
-Tiene cinco quilos, como a ti te gusta -le señala riendo-.
Entonces coge una cuchara y se apoya en la barra removiendo el café frente a la atenta mirada de Eola.
-¿Cómo te encuentras? -le pregunta seriamente-.
Namira la mira sin entender y tras unos segundos Eola se ríe de su confusión.
-Que te aproveche -le dice entre risas mientras se va-.
Namira la observa irse a su cuarto todavía sin comprender nada y finalmente se toma su café. Mientras, Eola se tumba en su cama, se estira y se acomoda, colocando una mano sobre su vientre, apoyando la cabeza en la otra y levantando una de las rodillas pisando con el pie el colchón. 'Al final la banda va a tener su inconveniente...' piensa. Mientras Namira se acaba su desayuno hace un recopilatorio mental de lo ocurrido últimamente y después de visualizar a varias personas recuerda el incidente del museo y decide preguntarle a Eola si había oído algo. Se levanta y se dirige a su cuarto, donde se sienta a su lado en cama.
-¿Ocurre algo? -le pregunta extrañada-.
-¿Has oído algo del museo?
-¿El robo? si, por lo visto se llevaron dos llaves.
-¿Llaves? -pregunta al acordarse de la que encontró-.
-Si, se ve que pertenecen a un juego de trece raras llaves. Fueron encontradas un unas antiguas ruinas de una generación perdida que bla bla bla... En resumen, no saben para que valen, solo tenían esas dos y siguen buscando las demás.
Namira se plantea si su llave será una de las dos llaves robadas, pero al no ocurrirsele cómo pudo llegar al callejón decide no contar nada hasta haber conseguido más información.
-¿Por? -le pregunta Eola-.
-¿Eh?
-Que por qué lo preguntas.
-Ah, curiosidad. Avísame si oyes algo más -le pide mientras se levanta y se va-.
-Nami -le frena justo antes de que cierre la puerta ya fuera-, la curiosidad mato al gato, no te metas en ningún lío.
Namira asiente y cierra la puerta mientras Eola se pregunta por sus intenciones y se ríe imaginándole, entre otras cosas, atracando un museo.


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