jueves, 25 de septiembre de 2014

                                                      Una luz en las sombras.
                                                                      11

Ambos se observan sin tan siquiera pestañear y el mundo a su alrededor deja de existir, pero no durante el tiempo suficiente, ya que de pronto alguien empuja a Namira para apartarlo y este reacciona girándose hacia el. Al hacerlo ve un pequeño grupo de gente en su misma dirección y entre ellos, una joven pelirroja que lanza una fría mirada a Namira en el momento en que pasa por su lado. El joven la sigue de reojo mientras siente como si se le helara la sangre. Un silencio sepulcral invade su mente y solo la chica es alcanzada por sus ojos, hasta que una leve voz resuena en su cabeza.
-Gato -escucha de pronto alto y claro, volviendo al mundo-.
Se gira de nuevo hacia Kyra, que le observa con atención y tras pensarselo unos segundos, le brinda una pequeña sonrisa.
-Tengo que ir a hacer algo -se despide de ella- ya nos veremos chica del puente.
Se despide con la mano mientras se aleja hasta alcanzar la puerta de salida y la cruza tan rápido como muere su sonrisa.

Bajo el suelo, mientras tanto, un gran grupo golpea con sus picos contra la dura roca una y otra vez, todos protegidos con mascaras de gas y entre ellos, Vince. A unos metros un guardia armado vigila atentamente que todos hagan su trabajo. Entre golpe y golpe el más cercano  Vince se le acerca para hablar.
-Ten cuidado -le dice secamente-.
Vince le mira sin comprender.
-Se rumorea que se les ha perdido algo -le comenta mirando disimuladamente al guardia- y todos sabemos quien es aquí el basurero -prosigue mirándole de nuevo a él-.
-Gracias -responde sin molestarse demasiado-.
Minutos más tarde, ya con la antorcha en mano hace de nuevo la ruta hasta su pequeño hogar, buscando entre desperdicios algo interesante que llevarse. Al agacharse para recoger unas revistas oye a varias personas acercarse y se pone de nuevo en pie rápidamente acelerando el paso. El ritmo de las pisadas acelera tambien y Vince visualiza rápidamente la puerta de su pequeño hogar. Da un último acelerón sin llegar a cruzar la fina linea entre andar rápido y correr y abre la puerta viendo a Mark que le recibe ante esta. Apenas abre la boca y Vince le interrumpe.
-Al escondite -le ordena-.
Mark hace amago de ir a preguntar lo que ocurre pero Vince lo interrumpe de nuevo.
-¡Ya! -le exige casi gritando-.
Entonces le hace caso metiéndose rápidamente en el dormitorio y cerrando la puerta. Vince mientras tanto espera en la puerta unos instantes hasta que nota que sus perseguidores se han detenido ya tras él. Gira ligeramente la cabeza y mira de reojo para observar a dos hombres armados con pistolas.
-Ocurre algo? -pregunta tratando de parecer calmado-.
-No finjas payaso -le dice en tono de burla uno de los hombres- un inocente no corre tanto, ¿no crees?
-Danos lo que buscamos y no pasará nada -advierte el otro-.
Vince, que no sabe ni de que hablan, se hacerca a una mesilla buscando en esta cualquier cosa que pueda ayudarle. Tras abrir el segundo cajón agarra un puñado de hojas arrancadas de revistas con la mano libre, sujetando aún la antorcha con la otra. Se da la vuelta rápidamente lanzándoles a la altura de la cara las hojas y golpeando luego a uno de ellos en el abdomen con la antorcha aún encendida. Su rival es empujado hacia atrás por el golpe dejando un hueco en la puerta mientras su ropa empieza a arder y Vince aprovecha para correr a traves de este y huir. El otro matón trata de agarrarlo en el instante que pasa por su lado pero no lo consigue a tiempo y sale a correr tras él mientras su compañero trata desesperadamente de apagar el fuego. Durante la carrera Vince divisa la puerta de salida del lugar, como siempre vigilada por un par de guardias y decide lanzarse de perdidos al río. Tan pronto se acerca los hombres preparan sus armas y con pocas esperanzas y gran miedo en el cuerpo lanza la antorcha sobre sus cabezas a modo de distracción, avanza un poco más, patea el suelo lanzandoles algo de agua a la cara para distraerlos duranto unos segundos más y alcanza la puerta. Pero justo cuando creía estar por fin salvado, la puerta no se abre. Su corazón se acelera junto con su respiración, se deja caer de rodillas en el suelo y cierra sus ojos.

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