sábado, 25 de octubre de 2014

                                                       Una luz en las sombras.
                                                                        14


Mientras el sol brilla en la superficie, un oscuro rincón en las alcantarillas escapa de su luz aislándose del mundo y en él, Mark abraza su propio y tembloroso cuerpo como único consuelo ante la pérdida de su único amor. Sus ojos, ya acostumbrados a la oscuridad, buscan un lugar en el que posar la mirada mientras las lágrimas de la noche anterior se secan. Si bien hubo alguien en su hogar, rebuscando algo por todas partes, ya no se oye a nadie. Aún con eso no se atreve a salir. ¿Y si siguen cerca? ¿Y si le cogen como a Vince? No puede arriesgarse, solo le queda esperar. Sabe que no valdra para nada, pero ¿que más puede hacer?
Entre tanto Namira, ya calzado y con su chaqueta de orejas de gato, pasea acompañado del pequeño Wildcat. En su mano sostiene la extraña llave, la cual examina atentamente, preguntándose que tendrá de especial. Entonces un fuerte estruendo y un breve temblor captan su atención y mientras Wildcat sale corriendo, él se guarda la misteriosa llave y va a ver que ocurre.
Mark por su parte, sobresaltado por la ensordecedora explosión, saca el valor para salir de su escondite. Abre una pequeña trampilla, mira para asegurarse de que no hay nadie y se deja caer en el colchón del dormitorio. Sale de este con cuidado y mira atentamente cada rincón de la habitación, que de pronto le parece más vacia aún que de costumbre a pesar de haber estado la mayoria del tiempo solo en ella. Entonces ve por casualidad tirada en el suelo, entre un montón de revistas, libros y demás, la caja que Vince había traído antes de lo ocurrido. Se acerca a cojerla y la observa mientras se pregunta si sería esa la caja que buscaban. El sonido de voces y pisadas le hace en ese momento mirar a la puerta de salida, la cual está entreabierta dejando entrar un haz de luz. Se acerca y asoma un ojo por la abertura pero la luz le ciega y pasan unos segundos hasta que se acostumbra un poco a la luz. Aún que no ve del todo bien, si ve lo suficiente para distinguir a un montón de gente corriendo. Una vez deja de pasar gente respira hondo y decide jugásela. Vince se sacrificó por él y no puede hacer menos que salir de ese lugar para que no lo haya hecho en vano. Es todo o nada. Abre la puerta y sale corriendo hacia la salida con la caja en brazos. Pronto empieza a notar el cansancio en su cuerpo, pero no se frena ni lo más mínimo. Cuando llega a la puerta, totalmente sin vigilar, observa una gran salpicadura de sangre en ella y un escalofrío recorre todo su cuerpo. Dominado por el miedo y la angustia agarra la manilla e intenta abrir la puerta, pero esta permanece cerrada. Prueba de nuevo y obtiene el mismo resultado. Sigue insistiendo una vez tras otra pero solo obtiene como resultado la desesperación apoderandose de él cada vez más y más rápido. Cuando ya casi daba por perdida toda esperanza, logra abrir la puerta de golpe y sale corriendo con todas sus ansias. A su vez Namira, tras el portazo, se levanta del suelo y recoge su ganzúa para luego seguir al desconocido. Tras un rato corriendo, sube las escaleras hasta salir por la tapa de alcantarilla que da a la calle y al girar la cabeza a un lado se topa con lo último que se esperaba, el culo y el miembro desnudos de alguien a apenas medio palmo de su cara. Se sobresalta por ello y a hacerlo Mark, que se habia dejado caer sobre sus manos y rodillas para recuperar el aire, nota su presencia y se sobresalta también, levantándose velozmente del suelo y dándose la vuelta para ver quién le ha seguido. Al encontrarse ante el al hombre-gato con cara de susto se calma un poco, pero sin bajar la guardia. Tarda aún unos segundos en darse cuenta del motivo de su cara y cuando lo hace se cubre rápidamente con la camiseta.
-¿¡Quién eres!? -le pregunta nervioso-.
-Esto es raro hasta para mí... -son las únicas palabras con las que Namira alcanza a responder-.
Mark termina dejándose llevar por el miedo y echa a correr de nuevo tan rápido como su cansado cuerpo se lo permite tras recoger la caja de Panic Station del suelo y Namira sale de la alcantarilla y le sigue.
-¡Espera! -le pide corriendo tras él-.
Mark sigue corriendo hasta meterse por un callejon con la esperanza de que la luz en él sea menor para recuperar así la visibilidad y poder despistar mejor a su perseguidor. Namira entra en el callejón segundos más tarde que él e intenta buscarle con la mirada, pero no tiene luz suficiente para ver bien. Avanza por el pequeño callejón buscando atentamente entre cajas y desperdicios, pero no logra verle.
-Solo quiero saber que ha pasado ahí abajo -dice mientras se frena y levanta las manos-, no te haré nada.
No hay respuesta.
-La puerta estaba pechada -lo intenta de nuevo-, si no fuera por mi no habrías salido.
La silueta de una persona se levanta de entre las sombras y se para frente a Namira.
-¿Fuiste a salvarme? -pregunta con voz temblorosa-.
-Bueno -contesta tras un suspiro- es obvio que no, ni siquiera sé quien eres.
-¿Y que hacías allí?
-Curiosear
-¿Forzando puertas?
-Pues se ve que eso te ha venido bien -le responde relajando los brazos-.
-¿Cómo sé que puedo fiarme de ti?
-Porque si quisiese engañarte te hubiese dicho que si que fui a salvarte -hace una breve pausa-, ¿no?
-está bien -dice tras pensárselo-, pero tendrás que ayudarme.
-Claro, ¿qué necesitas?
El estómago de Mark ruge y Namira no puede evitar reírse.
-Comprendo, te llevaré a comer algo.
-Grac... -deja la frase a medias al ver a Namira bajándose los pantalones- ¿Qué...?
-¿Quieres ir así? -le pregunta deteniéndose-.
Mark se mira por un momento.
-Bueno...
Namira suelta una breve risotada mientras acaba de quitarse los pantalones y se los pasa. Mientras los coge al vuelo, Mark le observa sin nada entre boxers y zapatos.
-¿Y tú vas a ir así? -le pregunta-.
-Acabo de perseguir a un chico practicamente desnudo hasta un callejón oscuro, si alguien nos ve, dudo que pueda pensar ya peor.
Mark asiente y se pone sus pantalones. Acto seguido salen del callejón y Mark entrecierra los ojos por la luz mientras Namira se cruza de brazos.
-¿Te molesta la luz?
-Un poco -le responde sin ganas-.
-Vamos anda -le dice mientras comienza a caminar-, ya te acostumbrarás a la luz.
Mark le sigue y durante la caminata ambos se presentan y le explica a Namira todo lo pasado en las alcantarillas mostrándole tambien la caja.
-Lo siento -le dice Namira sin saber muy bien que más decir-.
Mark mira al suelo en lugar de responder y su acompañante siente impotencia al no poder hacer nada por él. Llegan al Scissor Happy y al entrar, Namira guía a Mark a su habitación. Una vez en esta rebusca en su armario y le pasa unos pantalones anchos negros y unos boxers.
-Cuando acabes de cambiarte avísame -le pide mientras sale y cierra la puerta-.
Tras salir se sienta junto a la puerta para esperar y Eola se acerca a verle y se queda embobada al encontrarselo sentado fuera de su cuarto en ropa interior.
-Tengo miedo a preguntar a que viene esto -dice tras unos instantes-.
-Es una historia un poco rara -le responde Namira-.
En ese momento se abre la puerta y aparece Mark vestido, calzado con unas chanclas y con los pantalones de Namira en la mano. Eola se queda mirándole hasta que se le escapa la risa.
-No sabía que habías ligado Nami -le dice aún entre risas-.
-Déjala -le comenta Namira a Mark, que no sabe como reaccionar-, es siempre así.
Despues de vestirse Namira, se sientan los tres en una de las mesas del local y ambos le cuentan todo lo ocurrido a Eola que les escucha atentamente.
-Ya veo, habría que informar de todo esto cuanto antes.
-No creo que haga falta en realidad -le contradice Namira-.
Tanto Eola como Mark centran en el su mirada al oírle.
-Vamos, ha sido una explosión considerable -se explica-, ya habrá gente investigándola.
-También es cierto -le apoya Eola recomodándose en su silla-, entonces solo queda estar atentos a las noticias, seguramente mañana ya digan algo. Oye -sigue tran una breve pausa- ¿y como es que tú no picabas también?
-Mi condición física no es muy buena -le responde sin ánimos-, supongo que por eso Vince me escondía, un esclavo más o un esclavo menos... ¿Quién iba a notarlo? -explica mientras baja la cabeza-.
-Ya veo...
-¿Y la caja? -pregunta Namira finalmente-.
-¿Caja?
-Ni idea -le responde Mark levantando la cabeza para mirarle a la cara-, a decir verdad todavía no la he abierto.
-¿Qué caja? -insiste Eola cruzándose de brazos-.
Namira mira a Mark mientras señala con el pulgar hacia su cuarto y este asiente con la cabeza, tras lo cual se levanta y se va dejando solos a Mark y Eola. Al cabo de un rato vuelve con la caja y la tira sobre la mesa mientras se sienta, dejando cara arriba el logo de Panic Station. Eola mira el logo con atención y Namira centra en ella su vista.
-¿Te suena de algo?
-¿Que si me suena? Conozco Panic Station, más de una vez le he hecho algún que otro encargo. Pero -prosigue mientras coje con una mano la caja y la observa atentamente- no entiendo como ha acabado algo suyo en las alcantarillas.
-Creo que buscaban esta caja -dice Mark-.
-No me creo que pueda estar relacionado con todo esto... -asegura soltando nuevamente la caja sobre la mesa-.
-¿Qué tipo de encargos hace? -le pregunta Namira-.
-Encuentra cosas -responde secamente-.
-¿Qué? -Namira no le entiende-.
-Si has perdido o te han robado algo y puedes pagar lo suficiente, lo encuentra y te lo devuelve.
-Un ladrón a sueldo, ¿no?
-No, suele informarse bien de que el pedido es válido, nunca roba la pertenencia de otra persona.
-¿Y crees que sabrá algo?
-Bueno... -se lo piensa- Todo es posible. Solo suele aceptar encargos por internet, pero quizá si vais de mi parte podais entrar y conseguir algo, os daré su dirección.
-Espero que valga para algo... -contesta Mark casi susurrando mientras vuelve a bajar la cabeza-.

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